Parte del Road To que Moon/Larfleeze y yo hemos estado estructurando. Aquí aparecen algunos OC's clave, así como referencias a que tan grande será este evento.
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TIERRA-107.
EN ALGÚN LUGAR DE KANSAS, ESTADOS UNIDOS.
Una niña de 11 años llamada Elizabeth estaba sentaba en el granero de su familia. Le fascinaba ir allí todas las noches y escuchar el silencio de la noche y el viento que acariciaba los campos de trigo. A veces, sin embargo, ella juraba que si uno ponía suficiente atención podía escuchar voces en el viento. Y otras veces, cuando escuchaba la radio (lo cual era su segundo pasatiempo favorito), cuando cambiaba la frecuencia le parecía escuchar cosas en medio de la caótica estática. Un profesor le había dicho que esa estática que se escucha literalmente eran los sonidos de las estrellas, el ruido del cosmos. Por eso, esa noche quería hacer un experimento: llevo su radio con ella e intentó ponerla en una estación donde solo se escuchara la estática.
Aguardó pacientemente durante varias horas para ver si podía escuchar algo, pero nada paso. No tenía prisa, de hecho deseaba permanecer ahí por siempre, en ese preciso momento en que sentía la fría brisa de la noche y las estrellas brillaban más que nunca. Y es que mañana tendría que ir con su madre al médico, todo debido a una enfermedad que le habían detectado recientemente.
Se comenzó a hacer tarde y su madre comenzó a gritarle para que se fuera a acostar.
—¡Cinco minutos más, por favor mamá! — suplicó.
—¡Bien jovencita! Pero solamente cinco minutos más. Recuerda que mañana tenemos que ir con el doctor para que empieces con… las quimioterapias. —Al terminar de decir esta frase la voz de su madre se quebró y trató de ocultar la lágrima que salió de su ojo derecho.
—¡Sí mamá, ya lo sé!
Elizabeth no parecía preocupada, pese a que en su escuela le habían hablado del cáncer. Quizás no tenía magnitud del problema que tenía. O quizás no deseaba pensar en ello. Aún así, suspiró debido a que sabía cuanto dolor le causaba a su madre. Sólo deseaba verla feliz.
“… no… no… lo… permitan…”
De pronto, a Elizabeth le pareció haber escuchado algo en la estática, una leve interrupción del siseo continuo que sin embargo, se escuchó claramente como una frase. Se acercó al aparato y se quedó contemplándolo. Entonces el ritmo del siseo comenzó a ser distinto. Y de nuevo, un extraño ruido apareció y con el, un desconcertante mensaje:
“…ya ha… habido… m-mucho dolor… no… permitan… que pase… de nuevo…”
Y como si el volumen se hubiese elevado de golpe, el sonido de extrañas trompetas resonó tan fuerte que la niña soltó el aparato. De nuevo había voces, pero sonaban más guturales. Más inhumanas, que con la cadencia de una misa rezaban algo que no comprendía.
“¡Oh, Kakos Theos…! ¡Oh Kakos Daimon! ¡Oh, Daimon…! ¡Pneuma tou Ouranou… Thumethethe! “
—Pero que… no. ¡T-tengo que apagarlo! —exclamó la niña al sentir un primitivo miedo que comenzó a dominarla mientras los cánticos seguían.
“ ¡Ïa, Ïa, Mummu Tiamat…! ¡No debe ser… despertada… antes de tiempo…! ¡Ïa… Kassakakth Ze Dingir Xul…! ¡Eternity ya no está para detenernos…! ¡Abran La Falla…! ¡Apep… Apophis… media noche pura…necesitamos…! ¡Ïa, Ïa, Nyarlathotep! Ob… la plaga terminó… Siqquisim… Nekron… Lord Mar-Vell… es la hora de Tiamat…”
—¡Apágate, apágate! Oh no… —Para su horror, aun tratando de cambiar la frecuencia, las horribles voces no se callaban, cuando al fin se dio cuenta que esas voces no estaban siendo recibidas por el aparato, sino que estaban directamente en su cabeza.
“¡Ïa, Ïa, Shub-Niggurath… Ya-R’lyeh… bwana… n’olo! El nexo… Mikaboshi… Tierra… cien… Anu Somabul… Los Señores Demonio… encontrar a los enlaces… nadie debe… interferir… Yuuko… ¡Y’ai’ng’ngah Yog-Sothoth… Yinash… Simmarash… Phthaghn! ¡Ira… dolor… miedo… el día de los gritos… ha llegado…! ¡Ïa, Ïa, Cthulhu fhtagn…! ¡Ïa, Ïa, Cthulhu fhtagn! ¡Ïa, Ïa, Cthulhu fhtagn! ¡Ïa, Ïa, Cthulhu fhtagn! ¡Ïa, Ïa, Cthulhu fhtagn!”
—¡Cállense, cállense! ¡S-Se los suplico! ¡Cállense…! —Elizabeth jadeaba y se dio cuenta repentinamente que ya no había otra voz más que la suya. Su madre subió corriendo a consolarla.
—¡¿Qué te sucedió, mi niña?! Shh, ven, tranquila, no pasa, nada, mamá está aquí…
—¡Mamá, escuché voces… cosas monstruosas! ¡No se callaban y yo…! —Intentó explicar, sollozando pero no tuvo la fuerza para hablar.
—¿Voces? Pero los doctores dijeron que el tumor no estaba tan, oh dios… es muy pronto…
—¿Qué dijiste mamá? —preguntó la niña, desconcertada al ver que su madre comenzó a llorar también.
—Nada, mi vida. Ven vamos a casa. Debes descansar.
Ambas entraron a la modesta casa de madera que estaba iluminada por la luz de la luna. Elizabeth aún estaba desconcertada por la experiencia y su madre hizo una llamada telefónica. Al parecer, había llamado a su esposo, quién en esos momentos estaba fuera del país. Ella siempre odió ver a sus papás discutir, aún por teléfono, así que sin decir nada se subió a su recámara e intentó dormir.
Logró descansar un poco, pero una constante sensación de miedo la hacía despertarse a menudo. Era una sensación de vacío, como si cayera libremente hacia el vacío… el vacío. Cuando abría los ojos y veía su cuarto totalmente en oscuridad, extraños ruidos y crujidos la hacían estremecerse. Inclusive le parecía que las esquinas de la habitación se oscurecían suavemente. Y entonces, escuchó un golpe seco y oyó a su madre gritar.
—¡Mamá! —Asustada, saltó de la cama pero cuando iba a abrir la puerta, comenzó a escuchar pasos, pisadas pesadas que se subían las escaleras, haciendo crujir la madera. Su corazón comenzó a latir muy fuerte, y empezó a sudar frío. Retrocedió lentamente y al llegar al filo de su cama, se quedó inmóvil, paralizada por el miedo. Entonces la perilla giró suavemente y la puerta se abrió. Elizabeth vio a una extraña figura erguida, muy alto y de complexión delgada. Su cabeza era extraña, pues parecía que tenía un par de cuernos.
—¿Q-Quién eres tú? — preguntó ella, con una voz apenas audible. Y el ser pareció reírse de esas palabras.
—Hehehe… me han preguntado eso tantas veces… —contestó él, con una voz amarga y siniestra. Los ojos de la joven se dirigieron a la larga mano de la criatura, pues vio que algo goteaba de ella. Y al ver con la luz que era un líquido oscuro su corazón se oprimió.
—¿Q-Qué, qué le hiciste a mi mamá?
El ser levantó su mano y pareció lamer la sangre que se escurría de ella.
—Tranquila, pequeña. Ella ya está en un mejor lugar. O eso es lo que dicen sus religiones, ¿no? —Se rió suavemente y comenzó a acercarse aun más a ella —.La verdad es que entré a esta casa. Pensaba hacer esto limpio, pues mi objetivo era llegar a ti pero sabes… es cierto lo que dicen. Si uno mira adentro del abismo… el abismo mira dentro de ti. Y ahora mismo, tengo algo del abismo dentro de mí. ¿Sabes? Estar dentro del vacío… de la nada… te puede trastornar un poco. Puede hacer que saques lo peor que tienes dentro de ti, convertirte en un ser que solo gusta de saciar sus más bajos gustos y deseos. Y yo realmente gozo de matar vacas gordas como tu madre.
—M-Mataste a mi mamá… —susurro la niña, temblando.
—Sí, y debo decir que me hacía falta hacerlo. Debiste haberlo visto, entré a su recámara y la muy estúpida se despertó, justo como tú lo hiciste. ¡Y puso una mirada justo como la tuya! Claro que ella fue lo suficientemente tonta como para gritar, así que le aplasté la traquea un poco, para que no gritara de más. No deseaba que muriera aún. Me gusta ver la expresión que ustedes, hembras, ponen cuando les arranco los intestinos, un brazo o una pierna. Ó mejor aún, cuando les arranco las tetas para exponer su carne viva. —La niña se horrorizó tanto que no pudo evitar orinar del miedo y dejarse caer al suelo.
—¿Vas a matarme?
—Desde luego. ¿Para que tomarme tantas molestias si no? Aunque puedo prometerte dos cosas, niña. La primera es que tu muerte no será en vano. Créeme, tu sangre va a serme muy útil —Entonces la criatura extendió sus largos brazos y dos cuchillas resplandecientes como si estuviesen hechas de luz salieron suavemente de ellos —. Y lo segundo es que prometo hacerlo rápido. No disfruto para nada matarlas tan jóvenes, como tú. Me da asco. Además, ya lo hice antes, en otro mundo. Ya no es divertido. Y quién sabe, tal vez despiertes luego. Sí, en otro lugar, en otro tiempo.
La niña lloraba inconsolable y cerró los ojos, adivinando que había llegado su hora.
—Hasta luego, Elizabeth Chapelle. Mi querida Dark Buttlerfly. Un gusto, como siempre.
Y tras decir esto, el ser dio un mandoble con una de las hojas de luz de sus antebrazos y la cabeza de la niña rodó por el suelo.
Instantes después, salió con una macabra sonrisa y observaba triunfante un gran tubo transparente con dos seguros metálicos que contenían un líquido rojo y oscuro. Era la sangre de la joven que acababa de asesinar. Entonces lentamente miró al cielo y pudo ver cómo en todas partes del firmamento comenzaban a formarse pentagramas invertidos de una luz mortecina y que tenían un aura que hacía que la luz del cielo estrellado se curvara. De pronto horrendas formas octopoides salieron de ella y, al unísono, pudo sentir como miles de almas gritaban en agonía.
De pronto, un sonido repetitivo que provenía de una de sus muñecas lo alertó y oprimiendo un diminuto botón, una pantalla holografica se activó.
-¿Qué sucede? – preguntó, fastidiado a la silueta holográfica que aparecía ante él.
“¿Cómo va el plan? ¿Aún no sospechan nada?”
-Todo sigue de acuerdo al plan. Un poco mejor de hecho –declaró confiado, mirando al cielo como los pentagramas invertidos de luz se multiplicaban.
“Me alegra que sea así. Pero aún me siento inseguro. Tú sabes, aún no tengo un poder similar al tuyo…”
-Deja de quejarte, no te queda. No nos queda. Además, si las cosas se salen de control, puedes llamarme, ¿lo olvidas?
“Claro. ¿Cómo podría olvidarlo?” .Respondió la voz, sin ocultar su desprecio.
-Entonces… ¿Qué hay de la reina? ¿Estás seguro que aún no sabe quién es ó que és siquiera?
“Ya te lo dije. Sabe que tiene poder, muchísimo. Pero no sabe exactamente porqué razón. Igualmente fue una bendición que hayamos a la niña. ¿Te imaginas? Estuvimos buscándola por todos lados y la encontramos en las ruinas de una casa en Francia. “
El monstruo se lamió sus arrugados labios en anticipación.
-Bien, bien. Su poder nos será muy útil como distracción cuando las cosas se pongan realmente horrendas. Por cierto… ¿Qué hay de la otra chica? ¿Aún no ha mostrado conductas “anormales”? Ya sabes, sueños proféticos, crisis de identidad, esa basura…
Su interlocutor se quedó callado un instante, pensando la respuesta.
“No, aún sigue siendo otra versión alterna más. Los más anormal que ha hecho es tener una obsesión para ponerse implantes de seno más grandes y lucir como una ramera. Y yo… sigo sin entender cómo nos apropiaremos de un poder así.”
-Paciencia, mi amigo, paciencia. Lo importante, será estar cerca de ella cuando “despierte”, para que de ese modo, logremos conectarla con la tela génesis. Con las muestras de la anterior, he comenzado a descifrar el rompecabezas, pero aún necesitamos conocer más. Ahora mismo acabo de matar a otra, intentando ver si reaccionaba pero nada. Al menos, tengo una muestra más limpia de DNA, ya que esta versión apenas era una niña.
“Por cierto, ¿ya te aseguraste que tus creaciones no intervengan?”
Al decir esto, la escalofriante sonrisa del asesino, con sus dientes de brillo metálico, resplandecieron en la oscuridad de la noche.
-Hehehe, de hecho, les dejé un pequeño regalo, uno que pronto te mostraré. Por lo mientras, debo retirarme. Aún tengo varios mundos que masacrar. El despertar de Nekron, la entidad que ha salido del Nexo y el hecho de que hay algunas energías no previstas en el tablero, me han hecho sospechar que el tiempo no está de nuestro lado.
“Bien. Yo también tengo que retirarme. La ofensiva ya comenzó y creo que pronto llevarán a las tropas a Rusia.”
Al oírlo, el ser gruñó.
-Si ese mundo es tal y como me lo ha descrito, deberá tener cuidado de lo que hay en Rusia. Asesine a todos, no deje nada con vida. Puede creerme, no subestime lo que los bebedores de Vodka esconden en Siberia.
“Oh, así lo harán mis chicos. Cuando las naves terminen de arrasar con toda su flota, los enviaré para que acaben con los Sigma, en especial, con el muchacho del que me habló. Bien debo irme. La reina no tardara en despertar. Cambio y fuera”.
La imagen holográfica desapareció y el ser se quedó solo, contemplando cómo miles de monstruosa siluetas salían de los pentagramas en el cielo.
—Ahh… Estrellita, estrellita… ¿Dónde estarás ahora? —musitó el ser, mientras un extraño símbolo de una luz parecida a la que ahora invadía los cielos se dibujó en el suelo. Y el ser desapareció repentinamente.