Capítulo 2: “Muerte y Resurrección”
En estos tiempos – y lugares – nada es lo que parece. Todo está torcido, desvirtuado. Él empieza a cuestionarse si quizá Sinestro tenía razón con su visión de un orden impuesto.
En realidad, existen muchas maneras en las que el caos puede introducirse en un mundo desprevenido, pero la más común de todas es también la más lamentable: el error humano. Se supone que este suele, debe, ser involuntario, no provocado. No obstante, en este lugar el caos parece haber cobrado mente y cuerpo propios.
Las acciones insensibles de unos cuantos han puesto en peligro la vida en esta realidad en muchas ocasiones. No sin consecuencias permanentes, pese a la intervención salvadora – o el maleficio persistente – de un tesoro repartido en 7 esferas. Se trata más bien de una suerte de justicia, que impartida con más dolor del necesario, ha sacado adelante al poco orden que aquí sobrevive. Se ha derramado mucha sangre por causas que nada tienen que ver con la libertad, la moralidad o la justicia, cuando ni siquiera se debería herir a las personas en nombre de ellas.
La psique de este universo está enferma, pues busca la auto-destrucción. El caos reclamó su lugar desde el momento en que los habitantes de este mundo, tanto los “héroes” como el resto de la gente, dejaron de lado sus raíces y se volcaron en la soberbia y el gusto por la violencia, sus únicos motivadores para ascender al poder.
Es como una adicción; entre más fuertes se vuelven, más fuerza desean, enfrascándolos en un círculo vicioso de egoísmo y apatía. Es por eso que no progresan, no aspiran a ser algo mejor. Por eso su universo tiene tan pocas galaxias y se expande con dificultad. Todo se reduce a que se dejaron de lado los verdaderos sueños, las necesidades de aquellos a quienes afirmaron amar. ¿Y lo peor de todo? Es que jamás le importó a alguien. Al menos no a esta abominación de nombre Vegetto.
– <Cuando lo mate, todo se terminará.>
Sin serle una molestia al hombre ataviado en negro, el cielo se incendia a su alrededor. Hilos de la magnetósfera se entrelazan con la energía de Vegetto, liberada como nunca antes, desplegándose a cada rincón del globo como una inmensa tormenta eléctrica y su aura da la impresión de ser un segundo Sol.
Una nueva paranoia se apodera de la mente de la gente en la superficie de la Tierra. Justo creen haber salido de un mal sueño – o una mala broma, según algunos –, al no haber evidencias de la destrucción perpetuada por el demonio Majin Buu. Como sea, vuelven a hacer lo que mejor saben: orar por la ayuda de Mr. Satán.
A Superman-Prime se le revuelve el estómago al escuchar con su súper-oído a esa escoria de humanidad. No tanto porque su mayor ídolo sea un bufón estafador, sino porque le funciona serlo a la perfección. Se convence aún más de que su objetivo es el mejor encaminado.
Desde luego que borrará a este universo y a todo quien lo habite como ya lo ha hecho con tantos otros, pero también tiene una alternativa más en mente. Su plan B: Si no puede encontrar la Tierra Perfecta, por más que viajase entre mundos, él mismo la construirá. Quizá no como Alex logró maquinarlo alguna vez, pero bien puede tomar a todos aquellas personas excepcionales que valgan la pena de cada Tierra. Reunir a una “colonia multiversal” con lo mejor de cada realidad. Así como Liza, en esta ocasión parece que Videl es la única que logró calificar para ese derecho... y a petición de esta, un reacio Gohan se une a su lista.
– Bien, no puedo seguir perdiendo mi tiempo. – Sentenció Prime tras salir de su larga reflexión, deseoso de proseguir con sus planes.
– Ja, sólo eres un engreído. – Farfulló Vegetto, finalmente tomando pose de pelea. – Tal parece que no puedes sentir el ki de los demás, ¿Verdad? De lo contrario…
El panorama mismo retumba con el fortísimo golpe que se abalanzó sobre el pecho de Prime. El cromo en su “S” refleja el rostro de Vegetto, convertido en una mezcla de asombro y, en especial, miedo.
– ¿Q-qué…?
– ¿De lo contrario qué, imbécil?
Un poderoso puñetazo manda a volar a Vegetto hasta que toca fondo, en cuestión de escasos segundos.
– Esto no puede ser. – Musitó un muy pálido Krilin.
– Quizá… sólo está jugando. – Sugirió Yamcha, en uno de sus vanos intentos por levantar el ánimo, ya que ni él se lo cree.
– <No, es lo opuesto. Este es nuestro fin.> – Se lamentó el Supremo Kaio-shin al ver como sus cálculos sobre el poder de Prime se hacen realidad.
– No está muerto todavía. – Habló Prime en alto, dirigiendo su atención al resto de los Guerreros-Z. – Eso no sería divertido. Les mostraré.
Paralizados por algunos segundos por lo que acababa de suceder, nadie lo sigue, hasta que Gohan y Videl ponen el ejemplo.
. . .
– Tch. – Refunfuñó fastidiado, encontrando a su contrincante en tan ridícula posición, con medio cuerpo sepultado de la cintura para arriba y las piernas al aire. En el acto, lo toma de un talón y lo desencaja.
– Ghh. – “Dijo” Vegetto en señal de dolor.
– En fin, matarte no será la gran cosa...
Dispuesto a atravesarlo de lado a lado con su puño, ve frustrado su ataque por un movimiento ágil de la pierna que Vegetto tenía libre, seguido de una lluvia instantánea de golpes que se precipita sobre su cara. El kriptoniano nada puede hacer, salvo sentir y retorcerse con cada impacto.
– <¡Pude sentirlo! No se porque, pero al momento de tocarlo… ¡Pude percibir el ki tan espantoso que tiene! Lo que sentimos a lo lejos cuando se venía acercando no era más que la punta del iceberg.> - Dedujo Vegetto, nervioso. - <¡Pero no dejaré que me intimide! Aún no es lo suficiente para superar mi nivel. Ni mi velocidad.>
– ¡Duele! ¡Duele!
Vegetto va ganando más y más confianza, así como sus golpes fuerza, acorralando a Prime. Diez, veinte, cincuenta. Multiplica los impactos en apenas centésimas de segundo, cual ametralladora soltando toda su carga, cada uno con la potencia para destruir una montaña.
– ¡Ja, ja! ¿Qué te parece esto, cretino?
– En realidad, me haces cosquillas. – Sonrió un maquiavélico Prime, sin un rasguño en el rostro.
Vegetto queda tan sorprendido que interrumpe su ataque y se distrae lo suficiente para que Prime le estruje la cara con una mano por algunos segundos. Sin soltársela, le azota con una potencia tal que Vegetto se incrusta bajo el suelo al menos 50 metros.
Prime se yergue orgulloso ante el agujero, como sus brazos en jarra y su capa ondeando.
– ¿Qué esperas para salir? Puedo verte. O ya te acobardaste y prefieres que te deje para el final mientras mato al resto de tus… ¡Ufff!
Tras tambalearse un poco, Prime logra observar con detenimiento a Vegetto. La musculatura más ancha, el cabello más erizado, los relámpagos… No cabe duda, ahora es un Super Saiyajin 2.
Un hilo de sangre que gotea de su boca se lo confirma.
– Vaya, ese sí fue un golpe…
Es claro que Vegetto no restringirá más su poder para actuar, así que Prime decide responderle con la misma moneda, escalonando la intensidad de sus ataques, siguiéndole el paso para ver quien puede llegar más lejos en este duelo de poder.
– ¡Repítelo en mi cara, maldito infeliz! ¿Crees que vas a matarme? ¿A venir a imponer tu “justicia” tratándonos como animales a los que puedes sacrificar?
– Es lo que son. – Sentenció Prime. – Simios que al ver la luna pierden el control, pero la verdad es que ese sólo es un retazo de su verdadera personalidad.
Pese a que ahora trata de impactar a Prime con todo de sí, el saiyajin fusionado frunce el cejo, preocupado. Cada vez que uno de sus golpes parece alcanzar a Prime, este es lo suficientemente veloz para esquivarlo o bloquearlo… y aquellos que logran atravesar tan notable defensa, no logran infringir mucho daño… ¡Y se supone que está peleando a su nivel! Al mero contacto lo sabe por el ki y el de Prime no aumenta, de hecho, se siente como si estuviese a toda potencia. ¿Significará eso que su verdadero límite no se compara con el de Prime? ¿O es acaso que existe alguien capaz de tener una fuerza infinita?
Con cada segundo, el miedo y la furia se entremezclan en su sangre. Vegetto ahora sabe como se sintió Majin Buu en esos momentos en que sólo jugó con él hasta enloquecerlo. Impotente ante un adversario que le deja en claro que no significa nada para él.
– ¡Todavía no lo quieren entender, ¿Verdad?!
La furia en la mirada de Prime se torna roja, en forma de su visión de calor, bañando con ella a un Vegetto que a duras penas logra contener los efectos con una cortina de ki.
Torrentes de lava resultantes del último ataque de Prime se diseminan centenares de metros por la llanura, arrasando toda vegetación, más no llegan muy lejos antes de que vuelvan a solidificarse por la acción del aire frío del súper-aliento de Prime.
–¡¡¡Este mundo está corrupto por su culpa!!! ¡¿Por qué demonios no lo aceptan?! ¡¿Por qué nunca lo admiten?!
– <Está tirando a matar… y si sigo así...>
Ese último par de ataques fue mucho para su resistencia, mermada por la fluctuación tan desmedida de temperatura que resintió su organismo.
- <Creo que ya no tengo de otra, pero aunque muera, me lo llevaré a la tumba. Perdónenme, Bulma y Milk… hijos… amigos…>
Con su súper-velocidad, las figuras de Prime y Vegetto dan paso a dos borrones. Vegetto tiene que sentir una última vez como Prime le sacude el cráneo con el puño, más no pierde concentración en el ki tan lejano que lleva segundos detectando. De pronto, desaparecen.
– ¿Qué? ¿Usó la teletransportación? – Preguntó Krilin.
– Siento decirlo… - Intervino el Supremo Kaio. - Pero Vegetto usó la última táctica que podía.
– ¿A qué se refiere con eso? – Inquirió Gohan, ansioso.
– Vegetto tuvo que teletransportarse a una de las galaxias vecinas para alejar a ese monstruo de la Tierra, para no arriesgarla. No se a donde haya ido. Si no puede vencerlo con su ki, tal vez busque otro camino. – Explicó el Supremo Kaio, deprimido.
– Ya entiendo, ojalá que lo logre…
Y por última vez, todos levantan la vista al cielo, en oración silenciosa.
~ * ~ * ~ * ~
La Hemorragia.
Desplazándose como fantasmas, flotando en medio del abismo, cinco figuras humanas y otra más pequeña recorren el umbral multiversal a toda prisa. Tres de estos personajes han sido convocados y extraídos de su propia realidad con el fin de utilizar su valiosa ayuda y al mismo tiempo protegerlos para no perderla. Pues el inminente fin acecha al hogar de los Hermanos Elric.
La envergadura de la naturaleza y el tamaño del lugar abrumarían la capacidad de comprensión de cualquiera, más no la de Edward y Alphonse. De algún modo, parece que ellos ya están familiarizados con La Hemorragia o, al menos, con un aspecto de ella.
– <¿Será por esa “Puerta” de la que nos contaron? ¿Qué habrán visto cuando se asomaron a ella?> - Pensó uno de los otros tres individuos que los escoltaban, quien se volteó al llamado del Alquimista de Acero.
– Este… Syaoran, ¿Cierto? – Preguntó el mayor de los Elric. – Desde hace rato me preguntaba, ¿Ese animal es una quimera? Jamás había visto algo así en mi vida. Nos sacaron tan rápido que no tuve oportunidad de preguntarles.
– Oh, sí, lamento no haberme presentado. Me llamo Mokona Modoki, mucho gusto. – Contestó con alegría el diminuto ser, bamboleando su cuerpo.
– Je, je, que graciosa. – Se rió Winry, quien llevaba ya un buen rato sin pronunciar palabra. Un mal presentimiento le hacía querer voltear constantemente hacia atrás, más ya se hallaba muy lejos de su mundo.
– Vaya, incluso sabe el lenguaje humano. – Señaló Al. Su metálica voz no ocultaba su sorpresa por presenciar la habilidad lingüística de Mokona por primera vez. – Díganme, ¿Ustedes la crearon?
– No, chicos, se equivocan, Mokona y nosotros sólo somos amigos, aunque… sí, ella fue creada por dos brujos muy poderosos, que también son amigos nuestros. – Les explicó amablemente la linda princesa Sakura.
– ¿Magia? ¿Puede ser? – Respondió Ed, medio asombrado y medio escéptico, dejando relucir su lado científico.
– No, no, no.
Súbitamente, la voz del pequeño animal blanco se tornó muy intranquila y apretó sus largas orejas contra su cuerpo por el temor.
– ¡Mokona! No me digas que… - Dijo Syaoran, con una mirada de turbación.
– Otro mundo va a morir. Puedo sentir su final, está por llegar.
Las corrientes temporales de La Hemorragia respaldaron lo dicho por la criatura. Era como viajar dentro de una arteria, aunque lo que parecía sangre era, de hecho, información que fluía, moría y se regeneraba, tal como el líquido vital de los humanos. El efecto aún era tenue, pero verdaderamente alarmante: la “sangre” comenzaba a lucir necrótica, como si ya no pudiera reconstituirse por sí sola.
Edward, Alphonse y Winry se miraron entre sí. Ya les habían advertido que esta medida era sólo preventiva, que su mundo no corría peligro inmediato. Y a pesar de ello, los invadió una fuerte sensación de sobrecogimiento…
~ * ~ * ~ * ~
Tierra-8442
En algún sitio de la llanura…
Los Guerreros-Z aguardan el resultado del combate. Por supuesto, esperan que un victorioso Vegetto aparezca en cualquier momento.
Bulma y Milk no dejan de mirar al cielo, angustiadas. La mayoría no pudo seguir los movimientos de la pelea, pero por los comentarios del Supremo Kaio-shin, esta no había marchado bien para Vegetto.
Goten y Trunks se mantienen optimistas y simulan como estarán terminando sus padres con ese malvado.
Sentados sobre una gran roca, a algunos metros de ahí, la pareja de jóvenes enamorados se toma un respiro del cúmulo de emociones que los invadió en tan pocos segundos. No tanto por la pelea en sí, sino por lo que implicó su posición en ella.
– Videl, fuiste muy valiente. – Comentó Gohan para romper el hielo que se había en el ánimo de ambos.
– Gracias, Gohan.
– ¿Qué te ocurre? – Le preguntó a su amiga, por su tono de voz apagado.
– Lo que pasa es que… siento que lo arruiné. ¿Sabes? Cuando me inicié en mi lucha independiente contra el crimen en Ciudad Satán todo era un caos. No era como cuando llegaste, en esos días estaba aún peor. Tengo mucha experiencia como negociador con la policía. Trabajé en eso antes de ganar más fuerza y experiencia y comenzar a operar por mi cuenta.
– ¿Negociador? ¿Te refieres a esos oficiales que se encargan de discutir las demandas de los criminales con ellos? ¿Cómo cuando toman un rehén?
– Así es. Antes del 1er. año de preparatoria, contaba con más tiempo y podía involucrarme en esos casos cuando me lo pedían, desde el principio me dijeron que tenía “talento” para ello… aunque pocas veces les fui de utilidad, tú bien sabes que esos maleantes rara vez escuchan a alguien si no es por la fuerza.
– Pues sí que tienes un don para eso, casi nos salvaste a todos hoy.
– Bueno, más que por mi don, diría que porque le simpaticé.
Un nuevo silencio se manifestó, más no duró mucho.
– Pero el casi nunca es suficiente… y no se si está mal que lo diga, pero creo que comprendo como se sentía ese hombre… En el fondo, no me parecía una mala persona. Creo que casi lograba convencerlo. Debí hallar otra manera, siempre lo hacía. Quizá no lo escuché lo suficiente o…
La palma de Gohan se posa amablemente en el antebrazo derecho de su amiga. Ella lo entiende, guarda silencio y se deja reconfortar.
– Videl, creo que hiciste lo que pudiste. Más bien… – Gohan no podía impedir que las palabras de Prime le resonaran en su cabeza. – Fuimos nosotros quienes fallamos.
- ¡NO! – Se oyó un grito a lo lejos. – El ki es de…
En esta ocasión, no tiembla simplemente. La Tierra salta con una magnitud nunca antes vista… y todos con ella. Es impactada con el mero propósito de que salga de su órbita por más que unos simples centímetros. En la ciudad más cercana, múltiples edificios caen como pinos de boliche y los bosques circundantes pierden muchos árboles. Montes se resquebrajan y violentos tornados se generan por la presión condensada por el choque. La Tierra pierde la estabilidad de su eje, ocasionando cataclismos de toda índole.
Milk, Bulma, Maron, Ox Satán y Mr. Satán caen pesadamente al suelo y pierden el conocimiento. Los demás por poco no soportan el brutal estremecimiento.
– Creo que calculé mal el aterrizaje. – Dijo Prime, con su ya característica ironía.
– ¿¡Prime?! ¡¿Y Vegetto?! – Exclamó anonadado Gohan.
– Lleva boleto de ida al Sol. De hecho, ya debe estar ahí, porque lo arrojé al regresar, ja, ja, ja.
– Grrr… ¡Eres un maldito, Prime!
– Superman-Prime para ti, lagartija.
Y comenzó la masacre. Piccolo fue el primero en caer, al ser su cabeza perforada por una roca que Prime escondía en la mano, arrojándosela a la velocidad de la luz.
– ¡¡¡¡¡PICCOLO!!!!! – Rugió Gohan y se lanzó tan rápido como pudo contra el verdugo de su maestro.
– ¿Saben qué? ¡Ya estoy harto! – Gritó para sí Prime por la constante e insultante obstinación de los Guerreros-Z
Fácilmente esquiva a Gohan y desde atrás le asesta una patada en la nuca. Con eso le basta para neutralizarlo. Videl corre a auxiliarlo y revisa su cabeza en busca de alguna herida de gravedad, pero se da cuenta de que sólo está inconsciente.
– Videl. – Le habló Prime, pero sin dirigirle a la vista. – Será mejor que vayas preparando todo para despedirte de este lugar.
– Superman, yo…
– ¡Hermanooooo!
– ¡Devuélvenos a nuestros papás!
En eso, unos iracundos Goten y Trunks le conectan un gancho a ambos lados de la mandíbula, pero su intento termina afectándole más a ellos que a Prime.
– ¡¿De qué diablos está hecho este tipo?! – Se dolió Trunks.
– Ya se, mejor peleen fusionados. – Fue el “consejo” de Prime, azotando las cabezas de los chiquillos una contra la otra; no lo suficiente para matarlos, pero sí para sacarlos del camino. – Los he perdonado porque apenas son unos niños, pero me cercioraré de que exploten junto con su mugrosa Tierra. Deberán agradecer que no estén conscientes para presenciarlo.
– ¡No lo hagas! Goten es el hermano de Gohan, no puedes…
– Es idéntico a su padre… y he visto que también se volverá corrupto al crecer, yo no puedo salvar a alguien así. - Musitó Prime con resentimiento, alejándose para continuar con su deber.
Totalmente desmoralizada, ella entiende que es inútil tratar de disuadir al héroe de su accionar y sólo permanece ahí, cuidando de Gohan.
– <¿En verdad es tan malo nuestro mundo que debe desaparecer?> – Se preguntó Videl a sí misma, sin estar segura de la respuesta.
Mientras tanto, escondidos tras unas rocas a varios metros de ahí…
– ¿No se suponía que ese tipo fue mandado a otra galaxia? ¿Cómo regresó tan rápido? No pasaron ni 5 minutos. – Tembló A-18, escondida entre las rocas a lado de su marido. En sus brazos su hija yace inconsciente por una contusión en la frente.
– Ahí viene. Ya mató a Vegetto y ahora está acabando con todos. ¿Qué diablos vamos a hacer? – Preguntó Krilin cada vez más desesperado.
– <Espera, no asesinó a esos niños. Parece que tuvo la suficiente compasión par no matarlos en el acto… y dice que se llevará a Videl y Gohan, tal vez yo…> - Y resuelta a tomar esa decisión, A-18 se acercó a Krilin por detrás sin que este se diera cuenta.
Ox Satán yace en un charco de su propia sangre, con un gran agujero en el estómago. Al menos no sufrió. Prime está resuelto a matarlos a todos y lo hace con la mayor tranquilidad.
– ¡¡¡Asesino!!!
La valentía no le ayudó al maestro Roshi esta vez, quien con todo y su legendario Kame Hame Ha a toda potencia, es reducido a escarcha cortesía del súper-aliento.
– ¡Ja, ja, ja! A eso le llamo “Onda Glacial”. Se lo merecía ese desgraciado pervertido.
Para sorpresa de los pocos que aún no caen, Yamcha y Oolong tratan de huir cobardemente, volando tan rápido como se lo permite su ki al primero. Prime ni se molesta en perseguirlos y los fulmina con su visión calorífica, cuya ráfaga se extiende kilómetros a la distancia.
– Bien, ¿Quién más nos queda?
– ¡Conviértete en chocolate! – Conjuró Buu, creyendo que podría tomar por sorpresa a Prime por la espalda a escasos 5 metros de él para asegurar su disparo.
– Ah, claro, el chicle obeso.
Toda fe termina de dilapidarse para todos al contemplar a Prime conteniendo y revirtiendo el rayo mágico de Majin Buu de un solo movimiento, haciéndolo caer presa de su propio embrujo. Lo último que Buu ve es la suela de Prime.
– Es inmune a la magia. – Confesó el Supremo Kaio-shin, hecho que él ya sabía desde que leyó los pensamientos de Prime la primera vez. Después de todo, ¿De qué habría servido comunicárselo a los demás? Para el viejo, toda esperanza se perdió en el momento que Vegetto cayó. Ahora Prime se aproxima para liquidarlo.
– ¿Y ahora qué, anciano? ¿Va a ser por las buenas o las malas?
– Mmm, pues...
– ¿Qué, algún último deseo?
– Sólo tengo una pregunta. ¿Por qué no has matado a Milk y a Bulma? Ellas no son inocentes como sus hijos.
Una pregunta totalmente inesperada, incluso para él. Prime sabe que no tiene porque responderle. Debería golpearlo y ya, para terminar su tarea. No desea demorarse para no repetir otro error, como el que le impidió llegar a tiempo para salvar a los padres de Liza. Que ironía, tener el poder para acceder a cada punto del tiempo y el espacio y, aún así, no ser suficiente para salvar las vidas que debe. Levanta el puño y…
– Creo que yo lo se. – Intervino A-18, acercándose. Con uno en cada brazo, trae a su esposo e hija, ambos noqueados. – Es por respeto a la familia, ¿No? ¿Quieres que mueran juntos?
– ¿Qué crees que haces, androide? – Le cuestionó Prime, confrontándola e ignorando al viejo; sin embargo, la chica, más allá de intimidarse, lo desafía directo a los ojos. Entonces, le muestra a Krilin y Maron, como ofreciéndoselos.
– Si eres un héroe, sálvalos.
– Olvídalo. – Dijo Prime sin pensarlo dos veces.
– ¿Por qué no? ¿Qué te ha hecho mi hija? ¿Acaso ella también ha hecho algo que empeorase al mundo? – Contestó A-18, sin alterarse. – ¿O mi esposo? Si realmente creyeras que es como Vegeta o Goku, ya debería estar muerto.
Prime nada más mueve la cabeza, renegando y riendo por lo bajo.
– Vaya, ustedes sí que están locos si creen que voy a tener misericordia por alguien más aquí. ¿Ves?
Y dicho esto, la cabeza del Supremo Kaio-shin revienta como un globo por un revés de Prime. A-18 no parece inmutarse mucho, aún bañada parcialmente por la sangre del dios.
– ¡Dieciocho, es demasiado peligroso, aléjese de él! – Le insistió Dende, quien todo este tiempo permaneció oculto, en compañía de Mr. Satán, quien ya está recobrado de su desmayo.
– <E-estoy m-muerto… Ese tipo jamás me dejará ir con vida.> - Eran los pensamientos del campeón mundial, quien ingenuamente cree que la roca tras la que está lo oculta de Prime.
– Entonces, ¿Qué esperas? – Dijo A-18, enfatizando su expresión acercándole el cuerpo de Krilin a Prime para facilitarle las cosas.
– Aléjalo de mí. ¿Qué diablos te propones? <No entiendo. ¿Qué es esta influencia? ¿Por qué demonios debería tener compasión por alguno de los amigos de ese par de infelices?>
– Ya es suficiente con que yo muera, no quiero que mi hija se quede huérfana. Te lo ruego.
Abundantes lágrimas brotan del bello, pero triste rostro de la mujer. Para sí misma – y tal vez también para Prime, si es que de verdad afirmaba conocerla – es algo casi inaudito, pues nunca desde que renació como cyborg había experimentado algún sentimiento que la llenase de llanto como ahora.
– Y Krillin… desde el momento que nos conocimos, aunque me vio como a un monstruo la primera vez, nunca dejó de ser sincero conmigo. Me ha protegido, cuidado y amado. De hecho, estoy segura de que se hubiera lanzado contra ti con tal de desear salvarnos a nosotras, tal y como con Majin Buu. ¡Él sabe lo que es valorar a su familia! ¡Él es un buen hombre! ¿Qué clase de héroe se atreve a amenazarlos a él y a mi hija?
– A-18, tú no estarás sugiriendo que… – Le preguntó Videl, temerosa.
– Este sujeto a mí no me perdonará. Sólo quiero asegurarme de que ellos vivirán cuando todo desaparezca para mí. – Y esa última línea la dijo hablándole directamente a Prime, buscando que él se lo prometiera.
Prime, por segunda vez, luce meditabundo, casi consternado. Videl lo examina con cierta expectación.
– <Es como si su personalidad cambiara. ¿A qué se deberá?>
¿Sería posible que, después de borrar del mapa a tantas Tierras, junto con sus historias y personas, a familias enteras, por fin estuviera reconsiderando su accionar? ¿El daño causado aún podía ser revertido? ¿O será que…?
– En realidad… podrías serme útil. – Susurró Prime, con un claro interés oculto.
– ¿Cómo? – Respondió A-18, sin entender sus intenciones.
– Creo que es un buen momento para mostrarles por lo que vine a este mundo en primer lugar.
No le toma más de 1 segundo, reflejado en un borrón negro que desaparece y reaparece más veloz que un parpadeo. De no ser porque de una bolsa de lona extrae las 7 Esferas del Dragón, nadie juraría con certeza que se movió de ahí.
– ¿P-pero qué hizo? – Se asombró Dende, casi fuera de sí. Para unas boquiabiertas Videl y A-18 no es para menos tampoco. Esa velocidad ya está fuera de toda lógica. ¿La realidad no se aplica a este tipo?
– ¿Y cómo le hizo para encontrarlas sin el radar? – Agregó Kami-sama, aún más sacado de onda.
– Ah, un poco de visión de rayos-x, un poco de visión telescópica. Tengo más trucos de los que se imaginan. – Presumió Prime, presto a invocar a Shen-Long.
– ¡Aguarda, no te permitiré que las uses…!
– Tú cállate. – Dijo secamente Prime, noqueando a Dende con el dedo meñique. – De todos modos, no puedo matarlo hasta que se me cumplan mis deseos. Es muy afortunado para mi causa que las esferas re-establecieran su magia al reconstruirse junto con la Tierra o perdería valiosos segundos yendo hasta Namekusei.
– ¿Qué vas a pedir? Definitivamente no va a ser revivir a nadie. – Le miró de reojo A-18 a la vez que deposita con suavidad a su esposo e hija en el suelo.
– No a quienes tú crees.
– ¿Y entonces…? – Preguntó Videl, cuando una figura aproximándose con demasiada cautela llamó su atención. – Ah, ¡Papá!
– Puede acercarse. Por respeto a su hija no le haré nada. Además, usted tampoco es tan malo. – Dijo Prime al rememorar en su cabeza la escena en la que Mr. Satán desechó la fotografía de “él derrotando al Majin Buu gordo”.
Un muy quedo “Gracias” fue toda su respuesta.
. . .
Pronto el ritual finaliza y Shen Long se despide por última vez, con su habitual naturalidad, inconsciente de que está por sufrir el mismo destino que el resto de este cosmos.
Gracias a un pedazo originario de Tierra-1 que Prime recolectó antes de arribar a este universo, nada menos que un trozo de la Roca de la Eternidad, es que consigue “conectar” la magia de ambos mundos y así le abre una ventana al dragón a la esencia de la realidad donde permanecen ancladas las dos almas que necesita recuperar.
En su viaje de regreso a ese lugar, Prime se enteró que la transición entre las Novena y Décima Eras de la Magia aún continúa. Con lo que aprendió de Alex durante la última Crisis, eso le dio la idea de que la magia de otros universos pudiera ser invocada y recombinada con la de Tierra-1.
Con el primer deseo, recuperó esas almas y las transportó al mundo de los saiyajin. Una vez ahí, con el segundo deseo se les devolvió la carne y sangre que poseían al momento de su muerte. Para conseguir con éxito este segundo paso, el fragmento de la Roca de la Eternidad se inmoló en los cuerpos. Y por último, con el tercer deseo, Prime se atreve a un arriesgado intento…
– Shen-Long, ¿Puedes encontrar la Tierra-Prima?
– Lo siento, lo que me pides excede por completo las capacidades de mi creador, aún con el don temporal que me has otorgado.
Prime exhala, resignado.
– Bueno, ya me temía que no sirvieras para todo…
– Descuida, amigo, todo estará bien. – Le alentó una voz a sus espaldas y una mano se posó en su hombro… y la mirada de Prime sólo transmitió dicha. Parece que el Plan A sí dará resultado después de todo.
– Eso te lo prometemos. – Sonrió Alexander Luthor, a lado del Psico-Pirata.
Fin del Capítulo 2.
Capítulo 3: "Donde el río se divide."
Tierra-351
Ciudad Central
Debajo de ella…
Un eco resuena en lo que alguna vez fuese una portentosa capital. Las pisadas del ir y venir de unos tacones terriblemente impacientes. El sonido parecería inofensivo, pero no hay quien controle el ímpetu oculto tras su intención, quien domine tal vehemencia, y mucho menos hay quien le de una respuesta que la satisfaga. Las paredes oyen, más no hablan. Vestigios inmaculados de incontables vidas, sacrificadas para aletargar el enfermizo miedo a la muerte de una sola persona. La misma que ahora clama por las almas de otros dos inocentes.
El único hombre ahí presente, pese a todo su poder y la posición que le confiere su uniforme, palidece en comparación a quien venera como su ama y no se atreve a intentar calmarla. Dante no puede estar menos exaltada por la noticia recién recibida.
El Rey Jefe Bradley se mantiene en pose de absoluto respeto, con la mirada gacha.
– ¿Dices que simplemente desaparecieron? – Volvió a interrogar ella, con la misma incredulidad.
– Tan sólo… perdimos su rastro. Se supone que los Hermanos Elric se dirigían a Ishbal con la intención de dar con Scar y sabotear su nuevo plan para la piedra, pero no llegaron allá. Algo ocurrió apenas salieron de Kishua y no tenemos idea de que pudo ser. – Prosiguió el homúnculo conocido como Pride.
– No lo entiendo, Sloth los tenía en la mira. – Murmuró Dante, mordiendo la uña de su dedo pulgar.
Ella no da crédito a este inaudito vuelco de los hechos. Tras mucho reflexionarlo, no logra deducir quien pudo haber conseguido que los Hermanos Elric saliesen de su radar sin dejar huella. ¿Acaso alguien relacionado a Hughes? ¿Qué tanto sabrán ahora sobre la intervención del ejército y los homúnculos en Ishbal? Frustrada como nunca, la maquiavélica mujer ha perdido el control y no cuenta con una salida para una contingencia como esta. Y es que acaba de perder en Ed a una de las dos personas que más capacidad tienen para forjar la piedra. Si algo llegase a ocurrir con Scar…
Sin pensarlo mucho, Pride toma una decisión que cambiará trágicamente el rumbo del destino.
– Aún en el remoto caso de que lograsen descubrir el secreto de Ishbal, dudo que estén informados de la situación en Lior. Todavía podemos contar con que tanto los insurgentes como las tropas al mando de Archer sirvan como ingredientes. Si lo deseas, adelantaré los preparativos y yo mismo comandaré a los soldados en persona.
– Hazlo. – Le ordenó la despiadada mujer. – Hay que asegurarnos de obtenerla.
– De inmediato.
¿Qué efectos tendrá la ausencia de los Elric en los acontecimientos por venir? Eso sólo lo podrá responder el hombre marcado, Scar, pues muy pronto, de su mano una nueva piedra surgirá. Una que podría tener un papel angular en esta crisis multiversal…
~ * ~ * ~ * ~
Punto de Inflexión.
Este lugar se podría definir como un oasis temporal, un punto natural fuera del continuo tiempo-espacio. Como la roca que yace en medio de un río y lo divide en dos direcciones diferentes. Aquí reside el cuartel de Superman-Prime.
En una de las salas de reunión, en el punto más elevado de la estructura, Prime, Alex y Roger comparten un momento de relajación, poniendo el primero al corriente de sus acciones a sus camaradas desde lo acontecido en la mundialmente conocida “Crisis Infinita”.
– Te prometo que les haremos pagar. – Reaccionó el Psico-Pirata, para luego seguir atacando su café. En este punto de la conversación, el chico ya les ha relatado como fue prisionero en Oa durante 1 año entero.
– Mmm, sí, sería gracioso ver mojar los calzones del miedo que tanto dicen no tener a esos pitufos. – Le secundó Prime, animado con la idea de hace un momento.
– Oh, sí, es lo menos que puedo hacer por ti por recuperar mi preciosa máscara. – Se regodeó Roger en su posesión más valiosa, misma que había permanecido en el salón de trofeos de la JSA hasta hace unos días. – Y por revivirme, claro.
– Te necesitamos. – Respondió Prime, con tranquilidad. – Tú eres el único que se atrevería a usar esa cosa. – Señaló refiriéndose a la Máscara de Medusa. – Tiene que ser nociva para la mente.
– ¿Tú también crees que estoy loco? – Preguntó el Pirata sin esperar respuesta, ya con su artefacto mágico colocado sobre su rostro.
– A propósito, fuiste muy prudente, amigo. – Elogió Alex a Prime. – Ahí en Tierra-1 todavía no tienen idea de que encontraste un camino de regreso a ese lugar. No me lo tomes a mal, pero en otros tiempos tu carácter te hubiese llevado a ser más impulsivo.
– Lo se, eso nos ahorrará muchas molestias. Y tomaré lo último que dijiste como un cumplido.
Prime termina con su bebida y se toma un breve momento para pensar.
– Quería hacerlo, presentarme de nuevo ante ellos y patearles el trasero de una vez por todas, pero cuando empecé a comprender el bien que estoy haciendo en las realidades me di cuenta que aún no es el momento de la revancha.
Sin más deseos de rememorar un pasado repleto de malos recuerdos, el chico se levanta de su asiento. Alex y Roger hacen lo propio y se disponen a acompañarlo.
– Cambiando de tema, permítanme presentarles a los miembros de nuestra colonia.
Los tres salen de la sala y toman un ascensor. La cabina del mismo, al igual que el resto de los muros, soportes, pasillos y demás instalaciones de la nave, está fabricada de un mineral transparente que Alex identifica en el acto.
– Veo que incorporaste la tecnología de cristales kriptonianos a la estructura. Una elección obvia. – Señaló el pelirrojo con su habitual interés científico, recreando su mente al revisar con detenimiento la composición del tablero de control de la máquina.
– Sí. La obtuve de imitadores míos de otras Tierras antes de destruirlos. Fue un buen botín de guerra. Sin los cristales, quizá no hubiese podido construir esto tan rápido.
– <Me encantaría estudiarla más a fondo, nunca tuve la oportunidad de…>
La mirada de Alex no se detiene ahí y se topa con que están por llegar a un área bastante diferenciada del resto, cuyo interior no puede apreciarse a simple vista. Prime les explica que se trata del área común que ha destinado para salvaguardar a las personas rescatadas de sus viajes, bautizada El Arca. Su extensión abarca casi la mitad de la totalidad de la nave y conforma un hábitat acondicionado para permitirles a los refugiados sostener una existencia más o menos “cotidiana”, lo más cercano posible a como ellos la recuerdan.
En el centro, de unos 600 m. de diámetro, se ubica un enorme jardín flotante, con exuberante vegetación suspendida de pared a pared y un pequeño lago artificial en el fondo. Para cubrir la alimentación de la gente, hay una sección destinada para animales de corral en cada nivel. Las viviendas que rodean el ecosistema se reparten en amplios pasillos superpuestos que descienden, dando lugar a una configuración de tornillo que finaliza casi 1 km. más arriba. Del techo emergen varios ascensores a una zona de seguridad, en caso de que haya que evacuar el lugar.
En el interior del todo conviven 94 personas – prácticamente 1 por cada universo erradicado por Prime – y falta presentar formalmente a quienes se acaban de agregar de la última Tierra para que la cifra se eleve a 97.
Apenas cruza la compuerta final y arriba a El Arca, la presencia de Prime y sus acólitos desata una reacción en cadena de regocijo, traducido en un vitoreo incesante en honor de su salvador.
– ¡Superman, Superman, Superman…!
Al frente de la muchedumbre está la pequeña Liza, la primera en salir de su habitáculo, desesperada por encontrarse nuevamente con su ídolo, gritando a todo pulmón, superando a los adultos ahí reunidos.
– Vaya, estás hecho todo un mesías. – Dijo Roger.
– No planeé que me alaben así, pero tampoco deseo reprimir su entusiasmo. – Contestó un ecuánime Prime. – ¿Y qué más quieres que te diga? Sí los salvé. Sus Tierras daban asco.
– Al menos, así nos aseguramos de que no haya infieles a la causa. – Apuntó Alex, con una mirada inquisitiva que Prime notó.
– ¿Te refieres a los recién llegados? Descuida, dos de ellos están dentro, sólo me preocupa el otro, pero enseguida descubriremos si se convierte en parte de la solución o del problema. – Murmuró Prime, confiado de no tener que intervenir y que los aludidos demuestren su lealtad a la causa.
Arriba…
Y así ocurrió.
El renegado no podía ser otro más que Krilin. El Guerrero Z yace inmóvil, frío y rígido, como la estatua que alguna vez fue por culpa de Dabura, con la diferencia de que esta vez su cuerpo adquirió una consistencia metálica. Su rostro denota una gran angustia.
A-18 se muestra renuente en un principio a mirar lo que evidentemente fue obra suya. Tras unos minutos, le vence más la curiosidad que la preocupación, porque al final sabe que lo que hizo fue necesario. No había opción.
Cuando finalmente Krilin despertó, su mujer le contó del desastroso final de todo y todos cuanto conocían. Sin poder contener el dolor que lo embargaba, él no quiso quedarse de brazos cruzados y deseó vengar a Gohan y a todos los demás, pero A-18 sabe que no tiene sentido oponerse a Prime. Mucho menos después de la oferta que le hicieron…
– Superman dice que esto es carbonita, una sustancia que te mantendrá en animación suspendida. – Comenzó a explicar A-18 con una mirada muy molesta. – Pero con una pequeña variante: se que puedes oírme, se que aún puedes ver todo lo que ocurre a tu alrededor. Estoy muy enfadada contigo, ¿Lo sabes?
Krilin, resentido por negársele la venganza por su propia amada, trató de quitarla del camino por la fuerza. No había forma de que él pudiera hacer algo contra Prime, pero se dio a la idea de que lo menos que podía hacer era retrasar sus planes, destruyendo su cuartel. Como era de esperarse, no obtuvo sino resultados desfavorables. A-18 no pretendía lastimarlo, pero tampoco estaba dispuesta a tolerar que nadie le levantara la mano, mucho menos él, así que accionó ese extraño contenedor que Prime le entregó después de su pequeña plática...
<Flashback> Hace un par de horas…
– Así que para eso me necesitabas aquí, ¿Eh? – Dijo A-18, con una naturalidad inusitada ante las revelaciones de Prime.
– Admito que al principio no los consideré a ustedes como material para la colonia, pero te confieso que te has ganado mi respeto. Eso no significa que puedas quedarte aquí gratis, cuando bien podemos aprovechar tus habilidades. Mi amigo te lo explicará. ¿Alex?
– Concuerdo perfectamente, una fuerza de ataque como la tuya sería una gran adición a nuestras filas, con tu capacidad para destruir un planeta como la Tierra en cuestión de minutos.
Recurriendo al panel de control enfrente de él, monitores holográficos flotantes se desplegaron ante sus ojos, proporcionándole el archivo adecuado.
– De a cuerdo a lo que me ha descrito Clark y sumado a lo que me arrojan las computadoras, tu diseño cibernético es relativamente simple, pero funcional, a base de una red de circuitos tecno-orgánicos de energía auto-perpetua. Es una gran paradoja que en tu mundo lograran desarrollar sistemas de sustentabilidad tan refinados, pero su poder bélico sea tan pobre.
– Un momento, ¿Cómo que lo que te ha descrito él? ¿No me habrá…? – Preguntó A-18 con disgusto e incomodidad, cubriendo sus pechos con sus manos y evidenciando el sonrojo en su rostro.
– Oye, sí, vi por debajo de tu ropa con mi visión de rayos-x, pero no me parezco en nada al viejo con el que convivías.
– Que desperdicio de poder. – Se mofó Roger por lo bajo.
– Tranquilízate y escucha, porque esto no será grato de oír. – Le pidió Alex a A-18, devolviéndole la palabra al kriptoniano, cuyo semblante endureció.
La mujer lo sabe entonces. Prime no sólo se está dedicando a rescatar a personas “puras” de las Tierras que destruye. Está creando un ejército, reclutando a los seres con las habilidades más eficaces y singulares que compartan sus ideales de bondad y justicia. Es una parte fundamental para llevar a cabo su nuevo plan para la creación de la Tierra definitiva con la que ha soñado todo este tiempo.
– Habrá obstáculos en el camino, pero aunque tengo confianza en sobrepasarlos, ni yo puedo estar en todos nuestros frentes a la vez. No podemos subestimar a los sujetos que se van a interponer. – Continuó Prime, acomodándose en una postura de introspección.
En momentos así, da la impresión de sumergirse en una constante deliberación, planeando, fraguando. Lo que sea por mantener su mente ocupada. Tal vez someterse a tantos viajes interdimensionales deja sus secuelas o será por las atrocidades que ha visto repetirse docenas de veces…
Antes de proseguir, Alex enciende un simulador holográfico y reproduce un modelo virtual del interior del cuerpo de A-18 y lo que parece un sistema nervioso extra dentro de ella, diferenciado del primero por emanar un resplandor dorado.
– Hay algo más que debo decirte y puede que sea una noticia fuerte para ti. Como puedes ver, los circuitos que te dan poder se expanden como una red por tus órganos, se anclan a tus tejidos y, literalmente, pasan a ser un componente más de ellos, tanto a nivel fisiológico como morfológico. La energía que emana de aquí… – Señaló una pieza más grande que las demás, cercana al corazón. – Y que te permite expulsarla indefinidamente, recubre y endurece tus células, tornándolas invulnerables, de manera similar a como funciona el campo de energía que rodea a Superman.
A continuación, la imagen se enfoca en los órganos reproductivos de A-18.
– Pues bien, parece ser que estos circuitos no sólo se adhirieron a tus órganos, sino que adquirieron una función simbiótica con estos, acoplándose a sus funciones, mutándolas, y replicándose junto con ellas. Viviendo y muriendo a la par del ciclo celular. Cuando tu hija fue concebida, colonizaron su tejido como una extensión del tuyo y…
– Ahora es como yo. – Concluyó A-18, no sin sorpresa.
– Así que este es el trato. – Sentenció Prime, sin perder su lúgubre postura. – Ayúdanos y tendrás una Tierra para ti sola cuando todo esto termine – todos tendremos nuestra Tierra –, una que se acomode a tus deseos. No me importa lo que hagas con ella, todo lo que yo quiero es recuperar mi propio mundo. Rehúsate y te abandonaré de inmediato en el primer planeta salvaje que encuentre, junto a los dos que te acompañan.
– Te lo pedimos porque no deseamos rodearnos de los mismos criminales de los que tuvimos que depender en el pasado. – Añadió Roger, consciente como el resto de los errores cometidos, con muy malos recuerdos de cierto lunático egipcio.
– Has dicho bien. En lo personal, nunca estuve de acuerdo con eso de La Sociedad. – Le apoyó Prime, sin soltarle la mirada a A-18. – Y bien, ¿Estás con nosotros o en contra?
– ¿Por quien me tomas? – Respondió A-18, muy desafiante, con sus brazos en jarra. – Estoy dispuesta a lo que sea con tal de mantener a mi familia a salvo. ¿Quieres que sea tu mercenaria? Dilo y déjate de rodeos, pero cumplirás tu palabra. Una Tierra que sea sólo para mí.
– Pero como comprenderás… – Prosiguió Prime, regresando a paso aletargado, pero firme a su asiento. – Necesitamos todo el poder posible para nuestra ofensiva. Alexander cuenta con recursos muy seguros para acelerar el crecimiento de Marron, tanto física como mentalmente. Haremos que su cuerpo sea apto para pelear y ayudar. Tal vez sea inocente ahora, pero tendrá que probar que también se merece su lugar aquí. – Decretó Prime con su postura incólume.
– ¡Pero eso me robaría su infancia! No puedes pedirme eso.
– Te prometemos que cuando recreemos la realidad, ella volverá a su estado original. Esto es fácilmente reversible y ella no tendrá recuerdos de todo esto, te lo aseguro. – Garantizó Alex con absoluta serenidad.
Ante el crudo silencio que invade el cuarto, A-18 puede deducir que la última condición tampoco es negociable y no duda más en aceptarla. Si realmente todo será como lo están pactando, en realidad no tiene nada que perder y sí mucho que ganar.
– Tendré que irme pronto y me serás de ayuda a donde voy. De ser necesario, tendrás que ayudarme a matar a todo aquel bastardo que se siga interponiendo en mi camino. De lo contrario, si fracasamos, no habrá Tierra para nadie. – Concluyó Prime la conversación.
A-18 no dijo más, pero para beneplácito de Prime, su apretón de manos fue del todo elocuente. Con A-18 como la séptima y última miembro de su “Élite”, los preparativos para el primer ataque de avanzada comenzarán en breve.
De vuelta al presente, la androide contempla el exterior a través del gran ventanal de sus recién designados aposentos, brindándole apacibles caricias al cabello de su hija, quien duerme profundamente.
El ir y venir de los relámpagos y remolinos del torrente rojo de la corriente cronal brinda mayormente el espectáculo, en medio de chispeantes y esporádicas visiones de un vasto cúmulo de galaxias en un fondo negro, vistazos del universo.
– <O de alguno de ellos…> – Pensó con sarcasmo, recordando de pronto a sus ex-amigos caídos. – <Pobre Videl, pero de haber sido más lista, tal vez yo no estaría aquí en su lugar. Espero que no haya sufrido en sus últimos momentos.>
~ * ~ * ~ * ~
El Apocalipsis.
Un término que este mundo en desesperación no conocía hasta ahora, no por completo. Esta vez no habrá Esferas del Dragón salvadoras ni guerreros valientes que detengan lo que está por venir. Los deseos fueron agotados por las mismas fuerzas que vinieron a pisotear todo acto de oposición. Ya no hay esperanza posible.
El cielo se resquebraja más violentamente que la tierra y los mares hierven como nunca desde su formación. Toda la vida en la superficie está muriendo, ya sea calcinada, aplastada o sofocada.
El cataclismo se debe a que el centro del planeta fluye de manera anti-natural hacia la superficie, atravesado de lado a lado por Superman-Prime como penúltimo acto para poner fin a esta realidad. El último, sin duda, fue viajar al centro mismo del universo para provocar su implosión. Eso ya está hecho y el destructor se ha ido, más los efectos aniquiladores no llegarán a la galaxia sino hasta minutos después de que la Tierra vuelve en pedazos. Para entonces, ya no importará.
Pensándolo detenidamente, esto es más horrible que la muerte misma. El Otro Mundo, el Paraíso, el Infierno, la Habitación del Tiempo… no hay rincón al que la ola de devastación no vaya a llegar. Todo este universo y todas sus dimensiones desaparecerán, lo que nos lleva a la pregunta. ¿Qué nos espera más allá de la agonía? ¿Todavía habrá una luz consoladora, alguien que nos cobije cuando abandonemos esta vida? ¿O todo será polvo y vacío eterno?
Para la chica llamada Videl no hay cabida para esas preguntas en este momento o en ningún otro. Ya no tiene miedo, pues pase lo que pase, morirá ahí, al lado del que le brindó una amistad y un amor sin paralelo. Le regaló vivencias más allá de la imaginación de la mayoría de las personas. No se arrepiente de rechazar al que vino a diezmar su existencia. Su consciencia está en paz como nunca antes.
A pesar de la fuerza de sus sentimientos, el dolor se incrementa, como lo está haciendo la temperatura y la presión. Hace todo lo que puede por proteger el cuerpo de Gohan y el suyo propio con su ki. Desearía ser más experimentada y poderosa en el manejo de su energía para expandirla y a todos los demás. Goten, Trunks, Milk y Bulma, todavía siguen con vida, pero por más que intenta despertarlos, no reaccionan. Si pudiera contar con un poco de ayuda, tal vez…
– Oh, Dios, está vivo… – Suspira Videl, no sólo por la dificultad para mantener su barrera de ki, sino por la aproximación de la silueta masculina que ve descender a algunos cientos de metros de ella. Termina estrellándose pesadamente en el suelo rocoso, agonizante y suplicante por el calvario que resultó su derrota, pero fue el precio por su arrogancia al no considerar que podía ser lastimado tan severamente por Prime.
Quemaduras que atraviesan la piel, hemorragias burbujeantes y una ropa cercana a volverse cenizas. Un estado lamentable para alguien de su calibre, pero Vegetto no ha muerto.
A duras penas regresó volando desde el Sol, imposibilitado para invocar la teletransportación, a causa del terrible dolor del infierno viviente que representó zambullirse en el Sol, un dolor tan agudo que casi lo orilla a la locura.
No tuvo como evitar ese destino horrendo, el poder de Prime se lo impidió. Fue arrastrado por este, surcando cientos de años luz en sólo segundos; las condiciones del vacío, el implacable agarre de Prime y la desorientación que le ocasionó tal velocidad, sumados a las heridas del breve combate que sostuvieron en la galaxia vecina, le impidieron reaccionar.
– ¡M-m-maldito! – Profirió con tormento y dificultad, pues sus pulmones tampoco salieron bien librados del daño infringido por la atmósfera incandescente.
– ¡Señooor! ¡Acérquese, por favor, necesito su ayuda! – Le gritó Videl, queriendo hacer más para mitigar el daño que recibían sus amigos, pero ya era demasiado tarde.
Tras 3 minutos de calamitosa agonía, la Tierra se encuentra en el límite, colapsando toda su estructura. Este universo por fin ha llegado a su…
– ¿Q-qué es esa luz? – Se preguntó Videl a sí misma. Por un momento se imaginó que esta era la bienvenida al verdadero descanso eterno. Una chica de un aura blanca y celestial le extendía su mano en pose suplicante.
– ¡De prisa! ¡Entra si quieres vivir! – Exhortó la princesa Sakura, de pie en el centro del portal. – ¡No hay tiempo, no hay…!
Otra luz brillante, mucho más siniestra, se iba acercando a toda prisa desde el horizonte. ¡La ola de entropía! Sólo un eco de desesperación, una sola lágrima y un último esfuerzo.
La Tierra-8442 está muerta.
~ * ~ * ~ * ~
Tierra-41,095
Uno de los mundos más insólitos que existen, azorado por un ominoso vendaval de índole divina y los constantes mensajeros extradimensionales, que claman por devolver a la humanidad a sus orígenes, de vuelta con el Creador de todo para imputarles el juicio merecido.
Los deseos de los dioses normalmente son irrefutables, pero en este universo la voluntad de los humanos por preservar su existencia individual es demasiada, tanta, que han conseguido doblegar la otrora ofensiva indomable de los mensajeros con su propia tecnología, apropiándose en el proceso de la sangre del mismísimo Adán.
Nadie tiene la más mínima sospecha de que aquellos que han construido tan formidable defensa en nombre de la perpetuidad del ser humano en realidad son los mismos detrás del plan para reducirlos a todos a una única esencia y sustancia. Para rebelarse ante el propio Dios y colocarse a su nivel. Nadie, excepto una mujer que acaba de perder al único hombre que ha amado en su vida y jura vengarlo tarde o temprano, continuando para ello la misión de su amado de desenmascarar toda la verdad detrás del desastre masivo conocido como El Segundo Impacto.
4 de Octubre de 2015.
Tokyo-3, al amanecer.
La capitana Misato Katsuragi está acostumbrada a lidiar, a estas alturas del partido, con diversas manifestaciones gigantes de los Ángeles y su experiencia e ingenio táctico son imprescindibles para combatirlos. Por desgracia, el enemigo de hoy, con todo y su envergadura sobrenatural, no se trata de uno de ellos.
– ¡GRAAAHHHH! – Fue el rugido bestial del calavérico espectro que desafía a los Evas, no sólo en tamaño y fuerza, sino en astucia y reflejos.
– ¿De dónde diablos salió este monstruo? – Preguntó Shinji, estupefacto y vuelto a sorprender por la habilidad de la entidad para desaparecer y reaparecer en lugares diferentes del campo de batalla.
Por más municiones que descarga sobre él, ninguna da en el blanco al momento en que el monstruo activa esa increíble habilidad y lo peor es que no tiene forma alguna de predecir sus movimientos cuando lo hace. Todo el equipamiento sofisticado de NERV a su disposición y su enemigo pareciera indetectable cuando sale de su rango visual.
Además, por alguna razón, el monstruo ha entablado combate con el trío de robots gigantes que lo rodea, pero con una preferencia especial por causarle daño al Eva-01, como si lo estuviera cazando para devorarlo.
– Patrón naranja. No se trata de ningún ángel. – Confirmó el teniente Shigeru.
Eso sólo puede significar problemas, tanto para Misato como para Ritsuko. Un enemigo que jamás han enfrentado, incompatible con todo lo que conocen acerca de los Ángeles. No hay manera de armar una estrategia efectiva en plena batalla sin recabar un poco más de información, pero todo rastro del ser se desvanece junto con él.
– Ni siquiera emisiones infrarrojas. – Reporta Rei desde el Eva-00, apenas eludiendo otro golpe de la voluminosa cola de la criatura, pero con su rifle destruido en la maniobra.
– Demonios, hasta donde sabemos, esa cosa ni siquiera está viva. – Dijo Ritsuko, cada vez más frustrada.
– Sabemos que está ahí. – Murmuró Misato. – Los sensores captan su masa y su forma cuando reaparece. Lo extraño es que es como si estuviera hueco, sin vida, pero lo mueve un patrón de energía irreconocible.
– Ritsuko, ahora que lo dices, ¿No será un demonio? – Consultó Shinji vía comunicador.
– No me imaginaba estando de acuerdo contigo, pero ¿Por qué no? Hemos peleado contra Ángeles aún más extraños que este fenómeno. – Balbuceó una nerviosa Asuka con serias dificultades para esquivar los zarpazos incesantes de la bestia del cráneo. – ¡Aléjate, maldito! Dios, su apariencia es horrorosa.
Cerca de ahí, un hombrecillo se retuerce un bigote, regodeándose en la destrucción perpetuada por el monstruo gigante. Su nombre es Hoi, un arcano hechicero de un planeta distante, co-creador del demonio que enfrenta a los Evangelions.
– ¡Sí, destrúyelos! No estoy muy seguro de lo que ocurre aquí, pero esta sigue siendo la Tierra y pronto, muy pronto, Hildegarn los matará, sin importar que método intenten para ganarle, ¡Jamás podrán ponerle un dedo encima!
– ¿En serio? ¿No sabías que no se debe decir “nunca jamás”? – Cuchicheó una voz infantil a espaldas de Hoi.
– ¿Qué? ¿Quién está ahí? ¡Yeaaargh!
El corazón del infame viejo se vaporiza al instante por efecto de un rayo y no le da tiempo de percatarse de la identidad de su asesino, pero no acaba ahí, sino que la energía residual del disparo continúa carcomiendo lo que queda de su ser, hasta que desaparece por completo. Como si nunca hubiese existido. El agresor no se inmuta en lo más mínimo por haber eliminado a Hoi.
– <Curioso. ¿Y estas anomalías? Ni hablar, tendré que hacerme cargo de eso también.> - Piensa enfocando su atención en Hildegarn. – <Si lo hago, puede darme puntos con quien me interesa verme.>
La nueva silueta misteriosa se pierde entre los bosques colindantes al Geo-Frente.
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Tierra-1.
A dos semanas de la Guerra de la Corporación de Sinestro…
Washington, D. C., Estados Unidos.
Su vista se clarifica y el estupor va desapareciendo. El sueño fue reparador, pero siente como si hubiese dormido por días.
– ¿Cómo te sientes? – Le preguntó un encapotado de apariencia tan elegante como atemorizante.
– ¡Ah! ¿Quién? ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Gohan? – Demandó Videl, volteando a todas partes, muy alterada.
Lanza un puñetazo que, para su sorpresa, es fácilmente contenido por aquel hombre. El que no lo conectara con todas sus fuerzas no le restaba mérito. Su interlocutor ve una salida prudente someter a la chica con una llave contra la cama hasta que baje su adrenalina.
– Tranquilízate. <Para su edad, es fuerte, quizá tanto como Kendra, pero aún está aturdida.> No te soltaré hasta que me demuestres que no eres una amenaza. – Exigió el hombre encapotado.
– Si no me sueltas, voy a romperte la…
– Tu amigo está aquí, a mi lado. Voltea a tu izquierda.
Al escucharlo, Videl deja de oponer resistencia y hace caso. Es liberada del agarre tan efectivo del habilidoso peleador y combatiente incansable del crimen conocido como…
– Batman, ¿Eso era realmente necesario? – Pregunta el joven prometedor del estado, Edward Elric.
– Bajo las circunstancias, no puedo ser cortés con todos estos… invitados. Pudo salirse de control y convertirse en un problema. – Argumentó el vigilante.
No es que le desagrade el hombre bajo la máscara, pero Edward aún no se acostumbra al estilo del guardián de Ciudad Gótica. Nunca antes se ha topado con alguien que profiera defender la justicia con tal espíritu combativo y su aspecto externo sea tan aciago y sombrío. ¿Qué le habrá ocurrido a este hombre enfrente suyo para que tome la vida con esa perspectiva tan poco vivaz?
Bruce nota la introspectiva mirada de Elric y este sólo voltea.
– ¿Algo que quieras decirme? Es la tercera vez que lo noto.
– Déjalo, nada que importe.
Videl se arrastra desde su colchoneta hasta la de Gohan.
– Estás bien. – Respiró, aliviada. – Ustedes también.
En efecto, la hilera de camas improvisadas continúa y ahí mismo comparten lugar Goten y Trunks, durmiendo apaciblemente. Por otro lado, nota que Bulma, Milk y Vegetto están ausentes. De pronto, un aumento repentino de ki llama su atención.
Dos habitaciones a lado, el estrépito de cristales rotos y acero quebrado llena el pasillo.
– ¡Quédense aquí! ¡Y es una orden! – Dice Batman, tajante.
Obviamente, los jóvenes le desobedecen, motivados por el impulso de ir a ayudar. En instantes se encuentran donde ocurrió el altercado y Videl se cubre la boca.
– ¿También está aquí? – Musita, sin que su sorpresa llegue a oídos ajenos.
Un repuesto, pero iracundo Vegetto es ahora sometido por el más poderoso miembro de la Liga de la Justicia, conocido entre todos en su planeta adoptivo como Superman.
– ¡Voy a acabar contigo, Prime! ¡Voy a matarte! – Gritó Vegetto, cegado por la ira, esforzándose al máximo por liberarse de Superman, quien lo contiene desde atrás neutralizando sus brazos con los suyos.
– ¡No soy quien tú crees! <Es más fuerte de lo que...> – Resiste Clark con algunos problemas, pero sin ceder terreno.
– ¡ALTO! ¡Detengan esta lucha absurda! – Ordenó imperiosa una voz femenina.
Yuuko, finalmente hace acto de aparición, luego de transcurrida 1 semana de contactar a los defensores de esta Tierra, acompañada por Syaoran, Sakura y Mokona.
– ¿Y quién es ella? – Dijo Videl con el ceño fruncido, de por sí llena de interrogantes.
– Una bruja. – Contestó Ed, todavía sin terminar de creer que él mismo lo diga.
Fin del capítulo 3.