"Una Tarde Lluviosa"
Por Arturo Aguayo OrnelasEra tarde e iba camino a mi casa; cuando de pronto se soltó un brutal aguacero, de esos que parecen que el cielo se va a caer. A mí, en lo personal, no me gusta esa idiota costumbre de ponerme a correr, ya que el agua puede ocasionar un accidente como una caída (por lo resbaloso que el suelo se pone), así que continué caminando a una velocidad normal. Después de todo, es solo agua y nada más.
Luego de algunos minutos, vi una casa en construcción. Dado que la lluvia se estaba incrementando, tomé la decisión de guarecerme y esperar a que bajara un poco.
Estando parado en el umbral, me fui percatando de que el lugar que había escogido como refugio tenia un olor muy extraño. Al principio pensé que era el resultado del hecho de que siempre los indigentes usan las construcciones sin terminar como baños públicos y que, aunado a la humedad del ambiente, el olor se incrementa; pero no: era de algo mucho peor que excrementos podridos, algo parecido al amoniaco. De momento supuse que algún animal -un perro o un gato, tal vez- habría muerto en el lugar; aunque la intensidad del hedor sugería que era de algo más grande. Sin saber por qué, me introduje en el interior. Al momento de entrar tuve la mas escalofriante visión que alguien se pudiera imaginar.
La pared del frente y el techo estaban llenos de mariposas negras, de esas que les dicen " de mala suerte" (les tengo pánico a esos malditos animales), parado en el medio del pequeño cuarto sin terminar; Me arrepentí de haber entrado, y tanto panico y repugnancia les tenía que olvidé de inmediato el propósito de averiguar el origen del nauseabundo olor el cual; Debo señalar era más intenso en el interior.
Preparándome para una rápida huida, voltee en dirección del suelo y entonces vi algo más repugnante (tal vez para algunos) que las mismas mariposas eran unas babosas de jardín, pero de un tamaño imposible de creer, casi tan grandes como el tamaño de un puño (tal vez más). En lo personal, las babosas me dan asco y no miedo.
Si tenía dudas de que, en ese lugar, había un cadáver humano, ahora no las tengo. ¿Dónde mas se congregaría la fauna característica de los panteones? Sin más dudas de que tenía que salir de ahí -y lo mas rápido posible-, comencé a caminar despacio para no perturbar a las mariposas. A ellas les tenía más temor que al puñado de estúpidas babosas. Si me dieran a elegir entre tocar a una babosa de jardín o a una de las mariposas, escogería la babosa en cualquier momento.
En el preciso instante que me moví, me pareció que las rastreras y húmedas criaturas fueron quienes reaccionaron, ya que hicieron un movimiento que parecía imposible: Movieron sus pequeñísimas cabezas... en mi dirección. ¡Parecían verme!
Luego observé algo que no podía creer: ¡Abrieron unas diminutas bocas y me sonrieron!
Yo no sabia qué hacer. Quería huir de, ahí pero estaba anclado al maldito suelo. Entonces lo vi, el origen del olor y la imagen que me acompañó hasta la tumba: ¡Era una gigantesca babosa en un trono de cadáveres!
¡¡¡¡¡¡¡¡Dios mío, por favor,no quieroooooo morirrrrrrrr!!!!!!!!
(Este relato fue encontrado en las habitaciones de un joven en la unidad habitacional "Benito Juárez". El pobre individuo fue encontrado muerto en un avanzado estado de putrefacción. Lo curioso del caso fue que los vecinos decían que los gritos se escucharon apenas la noche anterior a que la policía entrara)Este relato está inspirado en algunos de los elementos que H.P.Lovecraft integraba en sus obras.