Mi nombre es Clark, he estado rondando por los caminossolitarios del mundo por mucho tiempo, tal vez mas del que tardo mi cuerpo endegenerarse, pedazos de carne deje botados atrás, pero no me molesta, lasorejas no me servían, mi nariz se volvió muy molestas después de un tiempo yahora toda mi piel parece un pellejo enorme.
¿Qué demonios soy?... bueno, soy un zombi, puedo hablar, mecomunico con los demás y puedo pensar, aun cuando he perdido la mitad de micabeza gracias a algunos supervivientes con hachas… la gente cree que nosotrosno sentimos dolor alguno, pero demonios, vaya que lo sentimos, cada disparoduele como un carajo, cada golpe me rompe los huesos y eso, señores y señoras,si que duele… aaa… pero ningún dolor se compara con el hermoso placer queproduce arrancarle un pedazo de caliente y viva carne a un ser humano… déjamedecirte, es tan delicioso que supera el sabor de cualquier comida, su sangrerefresca más que la coca cola y los cerebros…. Uffff… los cerebros, son todo unmanjar, digno de un emperador necrótico o algo así… si suena bastanteestereotípico, pero es la verdad, mi mamá me enseño que no debía mentir, asíque no le mentí cuando le dije que me la iba a comer… aun que no debí comerla… déjamedecirte, la carne humana es diferente dependiendo de la edad, genero y raza.
Los ancianos tienen carne un poco seca y dura, no me gustaesa carne, no entiendo cómo puede haber gente que la disfrute, por ejemplo,ayer mi mejor amigo (al cual le comí el brazo cuando era humano) me invito acomer a su casa, tenia pedazos de su abuela envueltos en papel aluminio y laverdad es que me la comí solo porque era una invitación… arrrg… porque estabahorrible, el maldito hasta me dijo que la viejecita tenía problemas renales, elmejor maldito condimento… eso fue sarcasmo. En caso que desees saberlo, lamejor carne es la de las mujeres entre los 15 y 17 años, a diferencia de lacarne de niños, no es excesivamente suave ni tampoco es dura como la de loshombres, la carne de adolecente es la mejor sin lugar a dudas.
Camino por una calle que conecta las ciudades vecinas, esnormal encontrar comida por estos lares, de hecho, unos compañeros y yo hemosrastreado a un grupo de supervivientes hasta una cafetería antigua en medio delbosque, de esas que parecen ser un remolque grande y con ambiente de los 50,creo que si tenemos paciencia, podremos entrar en el lugar y comer un poco.
Mis amigos tratan de abrir las puertas, pero parece que lasha sellado con tablas de madera y son tan pesada que pareciera ser de metal,que desgracia, esas malditas puertas de seguridad elegantes son la ruina detodo zombi desde que la pandemia empezó, otros intentan subir al techo yabrirlo, pero parece que hay alambre de púas y fortificaciones de metal,demonios estos tipos si que saben cómo defenderse de nosotros, a este pasotendremos que desarrollar nuestras propias tecnologías para comer comidaenlatada… espera… ¿Qué veo?... ooo… ¡Hay una entrada disponible que nadie másha visto!... un pequeño agujero en una de las paredes, tal vez si me dislocolos brazos podre entrar agachándome, si, de esa forma no tendré que compartircon nadie.
El agujero en un costado del suelo es muy pequeño, tal vezdel tamaño de una cabeza humana, me disloco los 2 brazos y si, duele bastante,pero el hambre le gana a cualquier otro sentimiento, bueno, ya después de untiempo logro colarme por la entrada y la tapo con una roca que hay bajo elsuelo, no voy a compartir con nadie, que se jodan los demás. Me arrastro en elsuelo y camino por el lugar hasta encontrar un pedazo de madera suelta, lagolpeo con mi cabeza hasta que esta se rompe y entro por este agujero.
El lugar es muy oscuro, me es imposible ver a mi alrededor,pero mi nariz me permite detectar ese delicioso aroma que produce el sudorhumano, si pudiera salivar mi boca se haría agua. Vuelvo a poner mis brazos ensu lugar y camino por el lugar, guiado solo por mi nariz, busco un interruptor eléctricoen busca de encender la luz, lo encuentro y al encenderla, veo que no hay niuna sola persona, solo un montón de mesas vacías y una barra con sillas altas,la cocina está vacía… pero sigo oliendo su sudor… aaaa… tengo tanta hambre.
Debo caminar, debo buscarlos y comerlos, el hambre no me vaa matar. Encuentro una puerta que esta pegada al suelo, es de esas grandes quete llevan a un sótano, al intentar abrirla, oigo un ruido en el suelo, comoratas corriendo y ahí me doy cuenta de que hay algo abajo… algo que trae lapalabra “comida” en sus frentes. La abro y bajo las escaleras, de un momento aotro, me resbalo y caigo de cabeza, el golpe de la caída consiguió rajarme lafrente, aaarg… otra vez… ¿saben lo malo que es te hagas heridas en un cuerpoque no sana?.... bueno, es muy feo.
- Hola cariño… veo que ya entraste, ¿te gustaría comeralgo?
Una luz se enciende y miro a mí alrededor, veo a una mujer,una ancianita, usa un delantal blanco yuna blusa amarilla, su falda también es amarilla, su cabello es gris y canoso ysus anteojos la hacen ver como la abuelita de caperucita roja… odio la comidaañejada. Me pongo de pie y corro hacia ella, la anciana me detiene golpeando míestomago con una pala, caigo al suelo y la viejita dice:
- Soy la mejor cocinera de este mundo, mira mi comida, pruébala y si no te gusta me comes a mi… ¿trato hecho?
¿Qué es esto?... ¿una humana tratando de hacer tratosconmigo?... jamás había sucedido algo como esto, es un tanto cruel que acepteeste jueguito, se que su comida no me va a satisfacer, pero… ¿sería realmentemalo no darle una oportunidad?
- Está bien… comeré lo que me sirvas, pero aun asidebes saber que voy a devorarte antes de que el día termine
- Lo sé hijito, lo se
La anciana me muestra un buffet lleno de platos extraños,estofado con pedazos de carne flotando en ellos, una especie de cacerola de atún,albóndigas en salsa… mucha comida, suficiente para alimentar un ejército…personalmente, me da asco la pinta de esta comida, pero aun así, me recuerdamucho a lo que solía comer de vivo…adoraba la comida cacera de mi madre, en honor a esos tiempos, creo que solo deberíaprobarla, además, puede que el asqueroso sabor de esta comida llegue a ser tanmalo como para que la carne vieja sepa más decente.
- ¿Qué quieres primero?
- Dame el atún… solía comerlo durante las noches en sándwiches mientras veía caricaturas
- Buena elección
La viejita pone una mesa en el centro del sótano, pone unasilla de plástico frente a esta y me invita a sentarme, es una vieja muyamable, creo que tratare de hacer que le duela lo menos posible. Pone un platoen el centro de la mesa y me sirve el atun, la comida emite vapor por su calor,su delicioso aroma cubre el aire de ese lugar y su brillo me da a entender lomucho que duro la vieja en cocinarlo, la dedicación, el amor y todas esaspendejadas que debes hacer para que una comida sea una comida.
- Espero que te guste
- Lo dudo
Meto mi mano derecha en la cacerola, tomo un pedazo y lollevo a mi boca… creía que debía escupirlo, pero lo que hice, fue masticarla… ¿estadeliciosa?... ¿Cómo es esto posible?... ¿Qué esta pasando?... este tipo decosas me hacen vomitar tan fuerte que ya no tengo fluidos gástricos quevomitar, pero esta comida es diferente, sabe a como se supone que debe sabercuando uno esta vivo.
- ¿Cómo es posible?
- Veo que te gusto mijito
- Si… pero esto… no, no… no tiene sentido
- Te dije que nadie cocina mejor que yo… ahora déjame servirte pastel de carne
El pastel se ve delicioso, de un momento a otro, toda esacomida que deje de ver como saludable, se hiso comestible nuevamente. Me di unabuena comilona, albóndigas en salsa, mas cacerola, pastel de carne, estofado…aaaa… con cada mordisco que doy me lleno mas y yo nunca me lleno sin importarcuanta gente coma, es delicioso… simplemente delicioso.
Tras comer por un par de horas, me doy cuenta que estoylleno, ¡LLENO!... jajajaja… esto jamás me habia sucedido, el hambre ya no meafecta ni corroe el alma.
- Abuela… ¿Qué ha hecho usted con esta comida?... ¿Porqué puedo comerla?
- Es un secreto
- ¡NO, debo… debo decirle a los demás, deben saberque usted puede alimentarnos, esto puede ser el final de nuestra especie persiguiendo a la suya!
- Me alagas chico
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Han pasado semanas, los zombis ya no somos una amenaza, almenos no para esta parte del mundo, ahora trabajamos para la reconstrucción dealgunas aldeas y pueblos, las personas aun nos teme y ha habido ataques “raciales”en contra de la comunidad zombi… nadie los culpa, es probable que alguno denosotros devoraran a sus esposas, madres o hijos.
Todos los días, tenemos hambre y todos los días vamos al restaurante de laanciana, a comer lo que ella nos quiera hacer, amamos a esa viejita. Llego a laentrada y la veo barriendo, ella me reconoce y me sonríe, yo trato dedevolverle la sonrisa con mis pútridos labios y le digo:
- Buenos días
- Buenos días, ¿Qué vas a querer hoy?
- Cacerola de atún desde luego
- Tu favorito siempre ¿eh?
- Claro
- De acuerdo, dame tiempo para hacértelo
Entramos en el lugar, veo a varios zombis comiendo en lasmesas, hamburguesas, pizzas y perros calientes, todos ellos me saludan yalgunos dice “Hey Clark”… somos una parte de la comunidad ahora y esa es laverdad. La anciana entra en la cocina y yo me siento en una mesa solo, le sonrióa los demás y miro el menú, es bastante curioso, el menú trae muchascaricaturas de zombis con el estomago lleno y algunos levantando el pulgar, ami me causa gracia... aun que hay algo que siempre me acecha de vez en cuando… ¿Quésucedió con los sobrevivientes que perseguíamos aquella vez?
La anciana entro en el refrigerador y lo abrió, había varios cuerposhumanos congelados, en su mayoría eran torsos y piernas, de donde se podía sacarmás carne. Ella tomo un torso y lo llevo a la cocina, le saco filo a uncuchillo chocándolo contra una piedra y dijo:
- Abriré otra sucursal dentro de poco… esperoencontrar más drogadictos por ahí